"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces...¿para qué sirve la utopía? La utopía sirve para eso, para caminar."

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Anatomía de un segundo/Epílogo.

 


   Puede ser que sea una silenciosa manía, pero a veces me gusta empezar las cosas cerquita del final....
 
   Ahora, que por fin encontré la aguja en mi pajar....

   Ahora, que presiento que mi vuelo aterriza y que mis párpados se cierran, cansados ya del tiempo....

   He viajado a lugares maravillosos. He tenido que hacer escala en cientos de aeropuertos: unos rezumaban vida, y otros entonaban una marcha fúnebre. Algunos permanecían vacíos, como si la envoltura lo fuese todo, y otros eran tan pequeñitos...pero estaban llenos a rebosar. He intentado ir sin saber a lo que iba, y generalmente se me quedó una parte de mí allí, que queda siempre latente, medio escondida.

   Puedo decir que lo que me ha movido no ha sido el miedo a que mi viaje termine. Lo que ha sacudido mis cimientos ha sido el miedo a que la negra parca despliegue sus alas y se lance feroz sobre mí, pillándome en un destino que yo no he elegido.

   Tampoco me ha gustado parar, aunque el semáforo estuviese en rojo. Me he consumido lenta, dulce, irremediablemente, como uno de esos cigarrillos rubios que se acomodan entre tus labios. He rodado cuesta abajo, y he tenido que explicar, aunque sólo unos pocos hayan tenido la valentía de entender. No he querido callarme, aunque a veces es más cómodo engañarse.

   Hago un alto en el viaje, porque he sentido mucho menos miedo al borde del vacío absoluto que ante la posibilidad de que mis compañeros se cansasen de combatir a la infelicidad, femme fatale.

   Me habrán tachado de aventurero, de egoísta. Pero no me ha importado, porque intenté descifrar los mensajes ocultos y secretos que ocultaban al cielo abierto vuestras criticas.

   Siempre he pensado que esto es una prueba, entre paredes de una probeta. Todas las discusiones y enfados me han dejado una rendija por la que escapar, y siempre añadí a la mezcla ese tipo de cosas que nos suelen faltar, porque se venden tan caras...

   Ahora, que parto de nuevo, me voy con la conciencia tranquila, porque he aprendido a amar. He sabido diferenciar y valorar el espacio de aire que ocupas tú, el que ocupo yo, y el recorrido que viene y va entre tu sombra y la mía, tan largo y estrecho y corto y largo. Me voy sin odiar, sin ningún veneno, porque a fin de cuentas....como nada importa, todo acaba siendo importante.

   Gracias a todos mis compañeros de viaje, por cultivar en mí la duda.

   Para que yo haga crecer mis propias respuestas.




2 comentarios:

  1. Hola Rosendo! Me alegra que te haya gustado. :-). Tu comentario está muy bien puesto ;-). Elegiste el lugar idóneo. Seguiré tu blog, no lo dudes. Un saludo. Encantada. (para mí también es nuevo esto de g+ (soy más veterana en blogger) google+ acabo de descubrirlo a través de tu comentario! Un saludo.

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